"Cuando alguien, viendo la hermosura de este mundo y acordándose de la verdadera, toma alas y, una vez alado, deseando emprender el vuelo y no pudiendo, dirige sus miradas hacia arriba como un pájaro y descuida las cosas de esta tierra, se le acusa de estar loco"

Platón

domingo, 2 de mayo de 2010

Sábado 1 de mayo de 2010

Tercer intento de estrenar del año y tercer fracaso con odisea incluida.

Después de un invierno horroroso en el que no ha parado de llover un solo día ya tenía un mono por volar tremendo.

Lo había intentado dos veces, una en La muela de Alarilla, con Álvaro, un día que estuvo muy pasado de viento. Al menos ese día aprovechamos para montar su nueva y flamante Sport 2. El segundo intento fue en La Muela de Toledo, con Alberto, Luis y Jesús Villa otro día también de viento pasado.

El viernes la predicción nos daba esperanzas de volar en Arcones, 14 km/h del NO aunque había posibilidades de tormentas.

Quede con Juan a las doce de la mañana, Álvaro iría por su cuenta y Alberto pensaba llegar por la tarde, cuando Silvia acabase de trabajar.

Cuando estábamos llegando al local a recoger las alas recibí un mensaje de Álvaro diciendo que se había quedado sin coche y que no podría ir a volar, le llamamos y quedamos en pasar recogerlo. Cargamos en el coche el ala de Juan y la mía y fuimos a buscar a Álvaro.

Una vez cargadas las tres alas en el coche (¿demasiado peso para mi baca?) salimos hacia Arcones. Sobre la sierra se veían bastantes nubes y yo ya no tenía nada claro que pudiésemos volar pero Juan tenía muchas esperanzas (yo creo que más bien era el mono de volar) . Como sabía que Pablo García Abia estaba en Alarilla le llamamos para ver que condiciones tenían allí , nos dijo que estaba de norte y que parecía bastante flojo aunque él estaba todavía abajo pues había ido con un amigo que quería darse unas carreras por la campa antes de volar, como todo apuntaba a que si se podía volar en la Muela sería una cagada al aterrizaje, decidimos arriesgarnos y seguir hacia Arcones.

De camino y tras chuparnos el parón de rigor a la altura del circuito del Jarama, nos llamó Alberto para decirnos que en su casa estaba lloviendo y que se veían muchas nubes en la sierra y que le llamáramos cuando llegásemos a Arcones para decirle como estaba la cosa y no pegarse el viaje de balde en caso de que no se pudiese volar, algo que por otra parte cada vez estaba más claro.

Cuando circulábamos a la Altura de Buitrago veo como las alas empiezan a desplazarse, empiezo a frenar rápidamente pero con cuidado pues hay bastante tráfico y no quiero que el coche de detrás se nos eche encima, a la vez que freno cada vez más voy echándome al arcén. Las alas ya están giradas noventa grados (afortunadamente hacia el lado del arcén) y comienzan a inclinarse hacia el suelo apoyadas aún en la barra delantera ¡Parece que ha saltado la baca trasera! Ya casi cuando estamos parados, los extremos de las alas tocan el suelo y las arrastramos 3 ó 4 metros hasta que se detiene el coche del todo.


Una vez parados comenzamos a desmontar todo el tinglado y vemos que efectivamente la barra trasera ha saltado, pero además esta muy doblada y una de las cinchas se ha partido, ha debido de soportar un esfuerzo brutal. Tras apartar las alas Álvaro descubre que su ala tiene un agujero en la funda y que uno de los bordes de ataque en su unión con la nariz tiene un pequeño abollón y ha quedado limado por el arrastrón. Aunque la cosa no parece grave sacamos unas fotos con el movil para enviarselas a Juaki y que nos de su opinión. Después descubriríamos que tanto mi ala como la de Juan también habían sufrido las mismas consecuencias, en mi caso raspón y abollón en el borde de ataque en su unión con la nariz y limado de uno de los tornillos que hay en la pletina de unión de barra central y bordes de ataque. En el caso de Juan solo tenía un raspón en la vela en el extremo del borde de ataque.

Llamamos a Alberto para contarle la odisea y ver si se puede acercar a recogernos pues afortunadamente está bastante cerca, a unos 30kms. Mientras esperamos la recogida (nuestra primera recogida si haber hecho cross nunca) nos damos cuenta de que en el fondo hemos tenido mucha suerte pues en caso de haber salido volando las alas y con el tráfico que había... ¡no quiero ni pensar en las consecuencias que podría haber tenido el asunto!

Al rato apareció Alberto, montamos las alas en su coche y nos fuimos a su casa donde además nos invito a unas cervecitas ¡Un millón de gracias por todo Alberto!

Tras unos intentos inútiles de arreglar la barra que saltó, tuvimos que dejar las alas en casa de Alberto y volvernos a Madrid.

Lo dicho, tercer intento y tercer fracaso, creo que debería cambiar el título al blog y llamarlo diario de NO vuelos. Aunque nos queda el consuelo de que todo quedó únicamente en un susto pues pudo haber sido bastante peor.





1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero cuando por fin se consigue volar... merece tanto la pena!!!!!
Aguila Roja