"Cuando alguien, viendo la hermosura de este mundo y acordándose de la verdadera, toma alas y, una vez alado, deseando emprender el vuelo y no pudiendo, dirige sus miradas hacia arriba como un pájaro y descuida las cosas de esta tierra, se le acusa de estar loco"

Platón

lunes, 2 de abril de 2012

Sábado 31 de marzo de 2012. La Muela de Alarilla

Vuelos 36 y 37

Un día calcado al sábado anterior, con condiciones muy flojas excepto a ultimísima hora.

Fui con Pabo, Ana y las niñas. Igual que el último día, en la Muela solo había algunos parapentistas, casi todo támdems y cursillistas y otra vez apenas teníamos 10 o 15 km/h de viento. 

Resignados a hacer un vuelo de descenso nos pusimos a montar. Tras tomarnos los bocatas de rigor y después de un curioso incidente (del que no daré más detalles je,je) en el que se vieron involucrados un simpático perro y la flamante Discus de Pablo, decidimos despegar.

Iba a ser el primer vuelo de Pablo tras su rotura de brazo, así que le ayudé en los cables en el despegue para que pudiese tantear que tal le respondía el brazo. Despegó sin problemas y se puso a rascar la ladera aunque no tardó en empezar  a hundirse como ya preveíamos.

Cuando estaba preparándome para despegar, Almudena me contó que Pablo había conseguido remontar en una térmica y que había ganado mucha altura, justo en ese momento le oí por la radio contar que estaba volando junto a un buitre, me alegré por él pues parecía que su brazo iba bien y por mi pues parecía que el vuelo podría ser mejor que lo esperado. Cuando yo despegué el ciclo había bajado mucho y aunque traté de rascar la ladera aquello no funcionaba y me fui directamente a la campa, Pablo también perdió toda su altura y aterrizamos a la vez.



Cuando estábamos desmontando aparecieron Javi y Rafa, que venían de probar en unas campas la nueva Discus de Rafa y que se subían al despegue para hacer un vuelo desde arriba. Poco después  apareció Antonio Letón.

Volvimos a subir al despegue pensando en darnos otro vuelo si las condiciones mejoraban. La tarde siguió muy floja igual que todo el día y yo ya me había hecho a la idea de no volar, aunque al final Pablo y Antonio me convencieron para que montara otra vez. Esta vez despegué yo primero y justo detrás de mi despegó Antonio. Conseguí mantener la altura durante algunas pasadas pero ahora había más tráfico de parapetes lo que complicaba más la situación. Al poco rato Antonio y yo estábamos en la campas aterrizados.

Pablo tardó más en despegar debido al tráfico y a que cuando estaba en la rampa desapareció el viento. Poco después volvió el viento y despegó en lo que sería el ciclo bueno, pues consiguió mantenerse junto con unos cuantos parapentes durante una hora en vuelo, prácticamente hasta que se puso el sol. Esto es algo que ya me ha pasado varias veces en La Muela, en días flojos, a última hora se monta una termo ladera disfrutona y yo lo veo desde la campa.