"Cuando alguien, viendo la hermosura de este mundo y acordándose de la verdadera, toma alas y, una vez alado, deseando emprender el vuelo y no pudiendo, dirige sus miradas hacia arriba como un pájaro y descuida las cosas de esta tierra, se le acusa de estar loco"

Platón

lunes, 18 de junio de 2012

Sábado 16 de junio de 2012. Pedro Bernardo

Vuelo 40

Otro día de mucho ambiente en Pedro Bernardo con unas veinticinco alas en el despegue. El día parecía que sería bueno aunque según terminábamos de montar empezó a entrar bastante viento. Habían decidido poner una prueba -el torneo "puspin" de oro :-) - con start en el campo de fútbol, primera baliza en el punto geodésico, 2ª en Higuera de las Dueñas, 3ª en Almendral de la Cañada y gol en La Iglesuela, en total 59,3km.

Aunque había metido la prueba en el vario, poco antes de despegar y en vista de que cada vez había más viento la borré pues sabía que no sería capaz de hacerla, especialmente por último tramo viento en cara., y decidí que intentaría llegar a La Iglesuela directamente si ganaba algo de altura.



Despegué detrás de Álvaro sin problemas y ayudado por Pablo que decidió no volar pues preveía un vuelo turbulento e incomodo tal como estaba el viento en el despegue, y la verdad es que acertó. Estuve un poco por la zona del despegue que estaba muy turbulenta, decidí salir al valle para ver si allí encontraba algo que me diera altura para enfilar a La Iglesuela, pero en cuanto llegué a la carretera lo único que encontré fueron descendencias de hasta -4m/s que me llevaron directamente a la campa.

El aterrizaje estaba movidito, con unos 20 ó 25km/h de viento de oeste muy caliente y bastantes pompas que se iban desprendiendo por toda la aproximación. Aunque tenía previsto aterrizar en la campa oficial, en el último momento y en vista de los menéos decidí aterrizar en la capa de al lado que es algo mayor. Al final aterricé sin problemas y me acerqué a desmontar junto a sombra del único árbol que había por allí cerca.

Cuando desmontaba aterrizaron Jose Terrón y un par de pilotos portugueses con los que estuvimos caharlando hasta que llegó Pablo con mi coche. Después esperé a que aterrizara Álvaro, que al final estuvo unas dos horas y media en el aire, y nos volvimos a Madrid


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