"Cuando alguien, viendo la hermosura de este mundo y acordándose de la verdadera, toma alas y, una vez alado, deseando emprender el vuelo y no pudiendo, dirige sus miradas hacia arriba como un pájaro y descuida las cosas de esta tierra, se le acusa de estar loco"

Platón

lunes, 4 de julio de 2011

Sábado 2 de julio de 2011. Magán

Un día desastroso, y es que cuando las cosas se hacen mal, lo lógico es que salgan mal.

Como Álvaro tenía que estar de vuelta en Madrid a las 7:30 y en Arcones no iba a estar muy orientado según la predicción y además tenía pinta de riesgo de tormentas por la tarde, decidimos ir a Cabañas de la Sagra donde al menos la predicción de viento no era mala, pensando en hacer un rato de ladera y volvernos a tiempo a Madrid.
Llegamos sobre las 2:30 y hacía muchísimo calor, mi camelback se había pinchado así que prácticamente solo teníamos un litro de agua para los dos. Mientras montábamos tuve que ir un par de veces al coche a refrescarme con el aire acondicionado pues me estaba achicharrrando (tampoco había llevado gorra ni crema solar).
Había viento y después de montar, sobre las 3:30 con más calor aún fuimos a despegar. Lo intenté yo primero, me acerqué al borde y la cosa estaba fuerte, así que estuve esperando con el ala picada y el pié en la barra de control. De repente salí disparado hacia arriba y empecé a volar hacia atrás, reaccioné rápido y piqué para aterrizar y conseguí controlar el ala corriendo como un cangrejo y parando justo antes de comerme a Álvaro que estaba esperando detrás.

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Después de esto le cedí el paso a Álvaro que estuvo unos quince minutos esperando una racha buena. Yo cada vez tenía más calor y empecé a marearme, (por supuesto solo había desayunado un café a las 9 de la mañana) para colmo se me soltó la funda de la nariz, así que di media vuelta al ala y me descolgué para colocar la nariz y ayudar a Álvaro a despegar.
Al rato despegó y empezó en seguida a dar bandazos, lógicamente estaba muy turbulento, así que se fue a aterrizar pues estaba teniendo un vuelo muy desagradable. En vista de la situación me puse a desmontar y en cuanto hice fuerza para quitar la tensión del ala me entró un mareo bestial y me fui al suelo.
Acerqué el coche para que me diera sombra y después de descansar un rato y refrescarme con el aire acondicionado volví a intentarlo. Solo conseguí quitar una ballesta y para colmo la otra se me quedó enganchada en la vela así que la desmonté quitando el tornillo que la une a la vela pues no tenía fuerzas para sacarla. Pero en cuanto hacía el más mínimo esfuerzo se me iba la cabeza, así que me bajé a buscar a Álvaro y volvimos a subir para que me ayudase a recoger mi ala.
El viaje de vuelta tuvo que conducir Álvaro pues yo no me encontraba nada bien, solo empecé a mejorar después de beberme medio litro de coca cola, medio litro de gatorade y sobre todo un huesito que fue mano de santo.
Todo un despropósito de día, está claro que cuando las ganas de volar se imponen al sentido común lo más probable es que el resultado nunca sea bueno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Te entiendo, yo el otro dia estuve volando una hora y media al mediodia, con todo el calor y sin agua, y sin haber comido... Tuve q ir a aterrizar por calor, mareo y nauseas. Despues de esto, me bebi 3 l de agua... Cuando te das cuenta ya estas deshidratado! JGILP