Vuelo 35
A principios de semana me llamó Iñigo y me dijo que iba a pasar en Madrid el fin de semana y que podía acompañarme a volar y hacerme la recogida, le pregunté que si le gustaría pegarse un vuelete si le conseguía un ala y aceptó encantado. Entonces hablé con Juan para pedirle prestada su ala (mi antigua Synairgie Jean's) pues ese fin de semana estaría fuera y accedió generosamente.
A principios de semana me llamó Iñigo y me dijo que iba a pasar en Madrid el fin de semana y que podía acompañarme a volar y hacerme la recogida, le pregunté que si le gustaría pegarse un vuelete si le conseguía un ala y aceptó encantado. Entonces hablé con Juan para pedirle prestada su ala (mi antigua Synairgie Jean's) pues ese fin de semana estaría fuera y accedió generosamente.
El sábado habíamos quedado en casa para pasara a recoger el arnés de Iñigo en el guardamuebles donde tiene sus cosas, pero como esa noche fue el cambio de horario y se le olvidó cambiar el reloj, acabamos yendo diréctamente al local para ganar tiempo. Allí finalmente Iñigo decidió que no iba a volar así que montamos mi ala en la baca y salimos hacia La Muela.
El día estaba muy flojo y ya me había hecho a la idea de hacer un vuelo de descenso. En la Muela había unos pocos parapentes, sobre todo de una empresa que se estaba dedicando a dar vuelos de tándem, y apenas se sujetaban en la ladera.
Mientras montaba Iñigo se dedicó ha hacerme fotos con mi nueva cámara. Monté rápido y me fui a la rampa a despegar. Apenas había aire y esperé un rato a que llegase un racha decente. Con la primera racha despegué y di unas cuantas pasadas rascando bastante en la ladera para tratar de no hundirme aunque poco a poco iba perdiendo altura. Cuando ya me había resignado a irme a la campa el vario empezó a pitar cerca de la fuga del lado sureste y empece a girar una térmica débil con la que gané 73 metros sobre el despegue. Con esa altura aguante unos diez minutos más hasta que el viento amainó y acabe en el aterrizaje.
Un corto pero agradable vuelo con la alegría añadida de volver a ver a Iñigo en una zona de vuelo y con ganas de empezar a volar de nuevo.