"Cuando alguien, viendo la hermosura de este mundo y acordándose de la verdadera, toma alas y, una vez alado, deseando emprender el vuelo y no pudiendo, dirige sus miradas hacia arriba como un pájaro y descuida las cosas de esta tierra, se le acusa de estar loco"

Platón

martes, 28 de septiembre de 2010

Sábado 25 de septiembre de 2010. Arcones

Vuelo 20.

Quedé con David en la campa de Arcones a las dos de la tarde, en Madrid el día estaba despejado y templado, pero nada más pasar el puerto de Somosierra se veían unas buenas calles de cúmulos que se desplazaban a buen ritmo empujadas por viento del norte.
Recogí a David en la campa y nos subimos al despegue, allí nos encontramos con Alfredo que se bajaba pues se había olvidado los sables en casa, solo estaba montando Luis y había un parapentista haciendo intentos de inflado aunque el viento parecía un poco pasado para parapentes, en esos momentos estaría en unos 35 km/h, de hecho al rato desistió y se marchó. Poco después aparecieron Valín y Andres.
El día estaba un poco desapacible pues el viento soplaba con fuerza y además era bastante frío y yo me había subido en manga corta. Monté todo lo rápido que pude y despegué sin problemas con la ayuda de Valín y David.
El vuelo era bastante turbulento aunque mejoraba según iba ganando altura, las nubes chupaban bastante por todos lados pero a medida que ascendía iba pasando cada vez más frío, así que tras veinte o veinticinco minutos de vuelo me fui al aterrizaje.

En el aterrizaje había un buen viento de noreste, aproximé bien y con velocidad extra en previsión de que hubiera gradiente de viento pero tardé demasiado en subir las manos a los montantes y acabé aterrizando de rodillas.
En cuanto aterrice me llamó David diciéndome que no encontraba las llaves del coche, miré en mi bolsillo y... efectivamente me había bajado con las llaves en el bolsillo. Afortunadamente arriba estaba el coche de Luis así que se lo bajó y luego Luis me subió de nuevo a por el mío.
Arriba me encontré con Pablo, al que hacía tiempo que no veía, que había ido con toda la familia y estaba montando para darse un vuelo.
Fue un vuelo cortito debido al fallo de no ir bien preparado, está claro que ya ha entrado el otoño y hay que ir más abrigado.
Al día siguiente David volvió a Arcones con Villa para que le diera la suelta y lo consiguió, así que ya tenemos un nuevo piloto más.


lunes, 13 de septiembre de 2010

Viernes 10 de septiembre de 2010. Arcones

Vuelo 19

Salimos Juan y yo por la tarde hacia Arcones donde habíamos quedado con Alberto, tras chuparnos el atasco de rigor de la salida de viernes de Madrid.
Llegando a Arcones, desde la N-110 ya se veían tres alas y un parapente girando térmica sobre el despegue, no parecía que hiciese mucho viento así que la ladera no debía funcionar pero al menos todavía había actividad térmica, aunque por la hora que era ya y sabiendo que todavía teníamos que subir al despegue y montar empezamos a hacernos a la idea de un día flojito.
En la campa pasamos las alas al coche de Alberto y nos subimos hacia el despegue junto con Alfredo que iba a volar en parapente esa tarde y otro parapentista.
En el despegue , con viento bastante suave, estaba terminado de motar Atómico, poco después apareció Frantz, un piloto holandés de 73 años que ¡aún sigue volando! y además vuela una calva.


Según montábamos las condiciones iban aflojando cada vez más, Alberto despegó el primero tras una buena carrera y no tardó demasiado en empezar a hundirse. Yo estuve esperando un rato a ver si entraba una buena racha, pero nada, cada vez estaba más flojo, así que despegué con 5 ó 10 Kms/h y de nuevo me tiré a la barra demasiado pronto. Giré pronto para intentar aguantarme en la ladera pero no hubo manera, aunque al principio parecía que me mantenía, en realidad iba perdiendo altura poco a poco así que al final tuve que irme hacia la campa.
Mientras hacía la aproximación despegó Juan que también acabó hundiéndose. En el aterrizaje acabé como en los últimos vuelos cayendo al suelo en el último momento, viendo el vídeo después me di cuenta de que que justo al final, ya con el ala empujada y a punto de tocar con los pies en el suelo, se me escapó el montante derecho de la mano lo que hizo que me desequilibrara y acabara en el suelo.
Al poco aterrizó Juan contento con su nuevo arnés que estrenaba ese día, y contento de volver a volar pues llevaba varios meses sin hacerlo.